martes, 24 de marzo de 2009

(III) Demonizando las redes sociales

Ya hemos hablado de que es totalmente lícita la consulta por parte de terceros de una información que está ahí en las redes sociales, pero esto no quiere decir que se pueda cruzar la línea cuando no sólo accedemos a esa información, sino que la reproducimos y publicamos con total impunidad.

Este abuso ha saltado a la palestra en relación con el rocambolesco caso de Marta del Castillo, cuando televisiones y periódicos han mostrado con total impunidad los perfiles, conversaciones y fotografías que la víctima y algunos de los acusados (con el agravante de ser menores) mantuvieron en la red social Tuenti.


Con anterioridad, cuando esta joven desapareció, la plataforma se usó por parte de sus amigos para llamar al movimiento de esa comunidad para que ayudara en la búsqueda de Marta, creando todo tipo de eventos en ayuda de su búsqueda. Pero cuando empezaron las confesiones de los detenidos, Tuenti se convirtió en un hervidero para el linchamiento popular hacia ellos, y a la vez una fuente generadora de morbo para los medios de comunicación, usando sin consentimiento las conversaciones privadas entre ellos o publicando fotos de Marta con los acusados que hasta entonces no habían visto la luz; desconocidas incluso para la familia, que tuvo que asumir la “doble vida” de Marta, que no es otra que la vida privada de una hija adolescente.


Este espolio que los medios hicieron de la intimidad de estas personas y que vulneraba los propios términos de uso (que prohíben utilizar contenidos privados en otros soportes), terminó con la decisión judicial de obligar a Tuenti a cerrar los perfiles de estas personas para preservar su privacidad y honorabilidad. Incluso Tuenti se está planteando emprender acciones legales contra quienes han abusado de esta situación.


A partir de aquí, muchos son los que han atacado Internet (incluidos paradójicamente los medios de comunicación) y demonizado estas redes sociales, olvidando que el uso que se haga de la tecnología y de las comunicaciones siempre estará sujeto implícitamente a usos perniciosos por parte de mentes perversas o incluso asesinos; pero como todo en esta vida oiga. No seamos miopes, y no matemos al mensajero.

.

No hay comentarios:

Publicar un comentario